Compartimos el reportaje grabado por SIECE a nuestra quesería.

Un Jardín supremo, como es el Genal, requiere de multitud de labores y operarios especializados en cada una de ellas. Algunos se dedican al manejo del agua y la puesta en riego para la hacer posible la alquimia entre suelo, cielo y agua. Otros, se dedican a la poda de árboles y arbustos, a segar el césped y a abonar la tierra. Entre estos últimos se encuentra Juan Ocaña, que hizo oídos sordos al reclamo y cantos de sirena desde la milla de oro y prefirió tomar la honda y las riendas de la ganadería familiar para seguir la huella de sus antecesores entre los escarpados riscos de Sierra Crestellina. Allí, custodiado por la elegante sombra de los buitres en vuelo, apacenta su rebaño de raza payoya para después dar lugar a carne, leche y derivados de excelente calidad. ¡LARGA VIDA AL ARTE SANO!